Una pregunta realmente simple, ¿para qué necesitamos música en nuestra vida? Nietzsche decía que la vida sin música era un error. Otros grandes y no tan grandes pensadores, han coincidido en la necesidad de poner música en nuestras vidas. Solo hay que ver las enormes cuentas de beneficios de las casas discográficas para confirmar que, el ser humano, necesita poner ese plus en su día a día y para lograrlo tiene varias opciones: pagar una cantidad razonable de dinero (¿hasta dónde es razonable?) para tener “legalmente” ese momento musical, o directamente descargarse esa cancioncilla que le ronda la mente durante horas. Lo que es un hecho, es que la música, es con mucho, esa compañera eterna de nuestras horas.

Todos tenemos una banda sonora personal e intransferible. Esta va desde la canción de moda infantil, pasando por los éxitos juveniles que acompañaron a nuestros primeros amores y con él, el surgimiento del odiado acné. Continúa con muchas canciones de verano, música para corazones despechados, cuando nos han dejado o cuando hemos abandonado y la culpa nos machaca el alma. Ah y como no, las grandes piezas que nos unen a hermosos recuerdos, nuestros primeros besos, la canción común con esa chica o chico especial en tu vida. Los éxitos que cantamos a coro, después de tres Epidor’s, con entrañables amigos. O esa canción de cuna que le cantamos a nuestro primer retoño. Pero siempre, siempre, a cada paso que damos, hay música, buena, mala, regular o directamente basura enlatada, somos como esponjas sedientas de notas. La música es para muchos ese necesario aderezo a su vida, eso que hace que su día a día tenga al menos un pase.


Es como si al faltar ella, esa canción de fondo, esa melodía constante, la vida se nos echara a la cara de manera agresiva y mordaz o directamente nos abandonara dejándonos muertos de aburrimiento. Nos agarramos a la vida con mayúsculas a través de la música, de su constante estar y hacer de esto, (¿la vida acaso?) algo que valga la pena. Miles de seres que están solos por las más diversas razones lo están menos al encender la radio, activar su iphone o mejor aún tocando un instrumento. Otros comparten con los suyos la vida y con ella esa banda sonora de la que hablaba antes. Y así, al interactuar la trama musical es realmente deliciosa e interesante.

La música nos potencia, nos hace estar en el aquí y en el ahora. Cuando de verdad una pieza te gusta y conectas con ella, no hay nada más, estas metido en esa telaraña de sonidos y ritmos y no hay otras cosa y ello te hace sentir vivo. Todo tu ser vibra en una unidad que es cósmica, con lo que al final, la música es solo el vehículo que te trasporta a un nivel más alto de conciencia de ti mismo. Te vives lleno de energía y eso es en parte la causa por la que miles de millones de seres no podemos estar sin ella. Por eso como decía Sergiu Celibidache: “la música no es bella, es verdadera”.