En nuestras manos
Aun recuerdo muy vívidamente la profunda emoción que causó en mí, aquella vieja frase de Nietzsche: “Dios ha muerto”. Para un jovencito tan impresionable como era yo en esas épocas, aquello resultaba realmente violento.
Aun recuerdo muy vívidamente la profunda emoción que causó en mí, aquella vieja frase de Nietzsche: “Dios ha muerto”. Para un jovencito tan impresionable como era yo en esas épocas, aquello resultaba realmente violento.
Una generación anterior a la del maestro vió como Sir Isaac Newton revolucionaba el mundo de la ciencia; ya no solo por sus logros científicos, tales como el descubrimiento de las diversas leyes físicas, misma que en opinión de varios eminentes científicos, hubieran sido postuladas por otros también muy ilustres hombres de su época. Lo revolucionario en Newton es que en sus trabajos busca establecer la unión de Dios y la naturaleza; o como el mismo lo dijo “mis actos apuntan a los actos divinos”. Esto lo llevó no solo a estudiar y trabajar en lo que ahora conocemos como ciencia instrumental, sino a explorar campos como la alquimia y la magia.
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Continuando con lo que decíamos en el primer post de la serie, entre las características personales del maestro, se encuentran, su profundo arraigo por su lugar de residencia. A lo largo de su vida, apenas viajó y nunca fuera de la Alemania central, ni siquiera a Italia o a París, viaje muy de moda en la época entre casi todos los músicos, para impregnarse de las últimas tendencias de la época. Su vida fue tranquila y dedicada al trabajo, muy austera y sin demasiados sobresaltos.
Seguramente al viejo cantor de la iglesia de Santo Tomas en Leipzig, que todos los días comenzaba su jornada de trabajo a las 5 de la mañana, ( a las 6 en invierno ) llegando a sumar en ella hasta 16 horas diarias; su labor, le parecía simple y llanamente su deber, su trabajo, algo de lo que estaba profundamente orgulloso. Es difícil imaginar, que él mismo tuviera conciencia de lo que esta dedicación metódica y entregada supondría para la historia de la música en todo el mundo. Johann Sebastian Bach es, sin duda, uno de los pilares de nuestra tradición. Pero, ¿porqué su obra es y ha sido, tan importante para las generaciones que le siguieron? Marcando una fuerte influencia no sólo en autores clásicos, como Mozart o Brahms, sino, incluso en músicos modernos como los Beatles o Duck Elington.
“¡¡Vaya tiempos nos han tocado vivir!! ya no se hace música como antes” fue la exclamación de un querido amigo hace ya algunos años. Es muy parecida a aquello de “cualquier tiempo pasado fue mejor” y confieso que en ambos casos, no puedo dejar de sentir un extraño escalofrío cada vez que las traigo a mi memoria.