Aire fresco

Aire fresco

 

Entre las lecturas del verano, he tenido el gusto de leer en muy pocos días la auto biografía del pianista británico James Rhodes.  Por momentos es un libro telúrico, que describe con mucha precisión el profundo dolor que ha desgarrado la vida de su autor.  El poder destructivo  que ejerce una violación sobre sus víctimas es absolutamente devastador. James Rhodes fue arrasado desde dentro, siendo muy pequeño. Su vida se rompió en miles de trozos justamente en los momentos en que él mundo es más luminoso. (más…)

Cuatro que son ya ocho

Cuatro que son ya ocho

 

Cuando en 1723 Antonio Vivaldi escribió su opus 8 bajo el nombre de “Il Cimento dell’armonia e dell’inventione”  y que publicaría en Amsterdam dos años después, no imaginó que dentro de la obra había cuatro conciertos para violín que le garantizarían la inmortalidad.

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La verdad al final del piano

La verdad al final del piano

 

La verdad al final del piano.

 

-¿Está usted seguro Ulloa? Mire que lo que me cuenta es muy grave – Dijo el siempre  severo  Don Fernando.

-Todo lo que le cuento me lo dijo él personalmente despues de la comida, Don Fernando. -Contestó el tembloroso empleado mientras se frotaba nerviosamente las manos  y notaba como estas estaban empapadas de una humedad viscosa y persistente

-¡¡Esto es inaudito!!, ¿Y usted que le ha dicho pedazo de imbécil?, ¡¡¡ Parece que no se entera de lo que nos estamos jugando Ulloa!!!

-¿Y yo que quiere que le diga señor?, si ya lo conoce usted. De la nada lo soltó y no como una idea que se le pasara por la cabeza de repente, no, si no, como algo absolutamente decidido. Se levantó de  la mesa después de comer, bebió de un solo trago el whisky  que tenía en una vaso y dijo muy serio : “ Ulloa, está noche no asistiré al concierto, he decidido que no tocaré mas el piano, ya está bien, estoy arto de todo esto”
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El mito del maestro… (I parte)

El mito del maestro… (I parte)

 

Noche de concierto, tras quizás meses de espera, hoy es esa gran noche.

Hay  algunos enfermos que nos preparamos para la ocasión con horas de antelación. Todo ha de estar apunto. Pareciera que los que vamos a actuar fuéramos nosotros, (bueno, en algunas ocasiones es así, y sorprende lo diferente que es entonces el proceso de preparación). Llegamos al teatro en cuestión, y tras echar una ojeada por si algún conocido circula por el lugar, te preparas para entrar a la sala.

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